miércoles, 13 de julio de 2022

María Manrique de Lara y Figueroa, esposa del Gran Capitán - (personajes de la evocación)

María era hija de don Fadrique Manrique, hijo bastardo de Enrique II de Castilla, y de Beatriz de Figueroa, hija de Gómez I Suárez de Figueroa y Elvira Laso de Mendoza. Como vemos, María estaba emparentada, a través de su madre, con la Casa de Feria, de tal forma que era sobrina de Lorenzo II Suárez de Figueroa, primer conde de Feria. 

 

María Manrique, representada en una estatua orante, en madera policromada. 

Altar de la Iglesia de San Jerónimo de Granada.

El 14 de febrero de 1489, María Manrique, dama de cámara de la reina Isabel, casó con Gonzalo Fernández de Córdoba, nuestro Gran Capitán, que acababa de enviudar de su primera mujer. El matrimonio fijó su residencia en Íllora. Gonzalo andaba por entonces combatiendo con las tropas de los Reyes Católicos en la campaña de Granada, así que María se dedicó a gestionar el patrimonio familiar y a educar a sus hijas, Beatriz y Elvira.

En los primeros años del siglo XVI Gonzalo hacía la guerra en Italia, cuando es nombrado virrey de Nápoles llama a su esposa e hijas para que vayan junto a él. A su llegada, en 1506, María Manrique se convertirá en la virreina de Nápoles junto a su esposo, principal representante del poder real en tierras italianas. Italia era por entonces el epicentro político, económico y cultural de Occidente y la cuna del Renacimiento.

En mayo de 1508, unos meses antes de su paso por la encomienda de Valencia del Ventoso, el rey nombró a Gonzalo alcaide de Loja. Gonzalo y su esposa deciden establecerse en Loja, creando en su entorno una corte que reproducía los modelos renacentistas que habían conocido en Italia.

La casa del Gran Capitán establecida en Loja estaba compuesta por más de cincuenta caballeros y en ella Gonzalo se encargaba del cultivo de las letras y las artes militares, llegando a contar con una escuela de gramática. De esta forma Loja se convirtió en una corte humanista donde acudían distinguidos visitantes (diplomáticos, embajadores, artistas y humanistas) en busca del consejo y la sabiduría de Gonzalo y de su esposa.

Tras la muerte de Gonzalo el 2 de diciembre de 1515, María Manrique, además de dedicarse a garantizar la perpetuación de la memoria de su esposo, se convierte en protagonista absoluta y mecenas de esa corte renacentista hasta su muerte el 10 de junio de 1527 en su casa de Granada.

María Manrique fue una de las personalidades más influyentes de aquellos primeros tiempos de la modernidad, una singular mujer, dama humanista, hábil administradora y excelente diplomática, introductora del nuevo estilo renacentista en España.

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